El lenguaje taurino en la lengua española
DE LA TAUROMAQUIA A LA CALLE
Los vocablos y las frases propias del lenguaje taurino se han introducido sigilosamente en el español coloquial. La lengua oral ha interiorizado de tal forma estos términos, que, en muchas ocasiones, los propios hispanohablantes no conocen ni el origen ni el primer significado de los términos.
La fiesta taurina, tal y como la conocemos hoy en día, tiene ya 200 años. El desarrollo del toreo en la Península Ibérica ha generado toda una cultura en relación a la lidia y, por supuesto, un vocabulario y una terminología específicas. En la actualidad, muchísimas frases hechas del español provienen de la jerga taurina y forman parte del lenguaje coloquial. Se trata de palabras y expresiones que han pasado desde el mundo del toro al lenguaje común de la calle; casi siempre, en forma de metáforas, y muy frecuentemente para hacer alusión a problemas o situaciones complicadas. Y es que el toreo en sí es una situación complicada. Así, por ejemplo, es normal escuchar la expresión echar un capote, que significa ayudar, y que en su origen taurino hace referencia a ese capote que despista al toro cuando va a cornear a un hombre. Muy habitual es también utilizar la frase hecha coger al toro por los cuernos cuando hay que enfrentarse directamente a un problema. Así mismo, diremos que alguien ha entrado al trapo cuando se ha dejado llevar por una provocación.
El trapo, en este caso, hace referencia a la muleta con la que el torero burla al toro y a la que éste embiste según se le muestra. El término templar se utiliza en tauromaquia para referirse a la acción de amoldar la velocidad del animal a la del engaño del toreo. En la calle, se dice que alguien templa cuando maneja una situación. Si se añade que ese alguien tiene mano izquierda, que es la mano con la que se hace el toreo de verdad, se quiere expresar que además domina el tema con soltura. Echar la pata p’alante (para delante), tal y como hacen los toreros ante al toro, es tener determinación y valor ante algo. Recibir un puyazo es ser víctima de una mala acción: la puya es la lanza que clava el picador al toro para quitarle fuerza. A aquel que no se involucra en sus propios problemas se le dice que ve los toros desde la barrera y al que habla con conocimiento de causa de algo que ya ha sucedido se le dice que habla a toro pasado. Estaremos fuera de cacho cuando nos encontramos fuera de lugar, igual que lo están los toreros cuando no se encuentran bien situados ante el toro.
Hacer un quiebro o dar un quiebro es una manera de evitar o desviar problemas en la vida cotidiana y una forma de burlar la embestida del toro. Cuando alguien escapa de algo decimos que se ha rajado, que es lo que suelen hacer algunos toros en la lidia. Y del mismo modo, cuando alguien es valiente, diremos que es bravo, y manso cuando es cobarde. Tanto bravo como manso son adjetivos que se aplican al toro según su comportamiento. Entendemos que ha habido toros cuando se ha celebrado una corrida, pero también cuando hay de por medio situaciones movidas, como peleas, broncas o fiestas.
Conocer este uso coloquial del vocabulario taurino es necesario para cualquiera que aspire a mantener una conversación en castellano. Intenten si no traducir un cuento como el siguiente: “Paco había lanzado otro puyazo a Luis. Era habitual que Paco se comportara así con él. En realidad, todos pensábamos que Luis debía echar la pata p’alante, coger al toro por los cuernos y solucionar de una vez aquel asunto. Cualquiera de nosotros le hubiéramos echado un capote de necesitarlo. Sin embargo, Luis no entró al trapo, dejó pasar las cosas haciendo un quiebro inteligente. Tenía mano izquierda para estos asuntos y conocía a Paco demasiado bien. Prefería ver los toros desde la barrera, aunque diera la sensación de que se quedaba fuera de cacho. Al parecer, Luis tenía planes para realizar a toro pasado. Nos lo dijo a todos después: No penséis que me he rajado. Luego, entre los amigos, unos decían que Luis era manso y otros que era bravo y valiente. Pero aunque ninguno sabíamos lo que pasaría en el futuro, todos intuíamos que entre Luis y Paco iba a haber toros”.
Fuente: Revista Punto y Coma